La remodelación y restauración de Centro Cultural del Oriente Colombiano (CCOC), le ha costado al Municipio de Bucaramanga en los últimos catorce años alrededor de 7mil millones de pesos y a la Gobernación de Santander otros mil. Pese a los esfuerzos y a la inversión no está terminado, pues como en otrora tiempo en que se estancó la construcción por la Guerra de los Mil Días, ahora se estanca por falta de dinero y voluntad política; mientras que Bucaramanga sigue esperando para aprovechar al máximo este espacio, que además, es Patrimonio Cultural de la Nación.

 

Este proyecto que hace parte del Plan Centro y de una estrategia que se ha incluido en los últimos Planes de Desarrollo, dio pie para que se realizaran otras renovaciones en su entorno inmediato de sitios públicos, como el Parque Centenario y el Parque Antonia Santos, y mixtos como el Teatro Santander, proyectos a los que se les han invertido y re-invertido miles de millones. Además, la inversión no parará pues está incluido en el POT 2013-2027, por su carácter cultural y por estar localizado en una zona que presenta problemas sociales.

 

Sin embargo, fue en el periodo 2008-2011 del destituido e inhabilitado alcalde Fernando Vargas Mendoza en el que se agudizó la inversión, a tal punto que fue acusado entre otras cosas, de faltar al principio de transparencia al realizar un convenio de más de mil millones de pesos para la restauración exterior del inmueble. No obstante, esta acusación fue según la Procuraduría General de la Nación no probada.

 

Lo que es innegable, es que esta administración invirtió en la restauración cerca de 5 mil millones de pesos, por medio de convenios interinstitucionales (Convenio 025, 046, 455) con la Corporación Centro Cultural del Oriente. Dicha Corporación sin ánimo de lucro es privada, pues le compró por 100 mil pesos el predio a la Alcaldía en el año 1999, lo cual equivale a 184.800 pesos actuales, un precio irrisorio. Sin embargo, la participación pública no paró allí, pues la Alcaldía se convirtió es ese entonces en socio fundador junto a la Sociedad de Mejoras Públicas y actualmente, la Corporación está conformada además por la Gobernación de Santander, el Acueducto Metropolitano, Gasoriente y Telebucaramanga.

 

En cuanto a los 1.000 millones que le dio la Gobernación a la Alcaldía para la terminación de obras exteriores en el Convenio 1712 del 2009, el concejal de la ASI Jhon Jairo Claro, asegura que fueron invertidos para terminar los parqueaderos, servicio que no es obligatorio prestar para un inmueble que es Patrimonio Cultual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con lo que sí debe contar esta construcción de 10.500 metros cuadrados es con un Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) que según el informe de gestión de la Secretaría de Planeación se propuso para este inmueble en el 2011, debido a que ayudaría a la “recuperación del espacio público y (…) la reconstrucción del espacio privado”, sin embargo, el PEMP no se encuentra explícito en el Plan de Ordenamiento Territorial que se está realizando y es reclamado por el Concejal Edgar Suárez, en una sesión del Concejo en la cual se le pidieron cuentas al Centro Cultural del Oriente.

 

Otro de los reclamos que se le han hecho al CCOC, es su función de divulgador de la cultura nacional, y de la poca incidencia que tiene el Instituto Municipal de Cultura allí, ya que, en este lugar se realiza “un evento masivo, una fiesta, un matrimonio, una actividad de alguna institución, pero lamentablemente pocos han sido los eventos de cultura a los que hemos ido”, comenta el concejal Jaime Andrés Beltrán.

 

En la actualidad la restauración no ha terminado, falta un 20% para que este restaurado por completo, según Martha Gómez Dávila, administradora del lugar. Falta por ejemplo, el túnel de 59 metros en el cual se integrarán las antiguas cámaras subterráneas con las que cuenta el CCOC y en el que las que las personas podrán transitar.

 

Además, la Alcaldía dice no haber invertido en el CCOC en este periodo, y la Gobernación tiene únicamente 90 millones destinados para jornadas pedagógicas que fomenten la apropiación por parte de la comunidad del Centro Cultural del Oriente, ya que de poco servirá tanta inversión si nadie hace uso de éste, y si no se logra el propósito primario de crear una nueva identidad cultural en la zona. Dichos recursos, de ser aprobados por el Consejo Departamental de Patrimonio serán extraídos del impuesto al consumo, es decir, del que se paga entre otras cosas por la telefonía móvil, el expendio de comidas y bebidas, y los bienes, en otras palabras del bolsillo del pueblo.